Virginia Beach, vuelta a la facultad

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Me olvido del autobús por unos días y me subo al tren en Union Station (Washington D.C.) Si no fuera por la penosa red de transporte ferroviario (Amtrak) que tiene gran parte de  EE.UU., no me lo pensaba dos veces; ésta sería la historia de  un viaje en tren. Pero es caro y las conexiones entre ciudades son una verdadera pesadilla.

Mi parada en Virginia Beach, a unos 330 kilómetros al sur del Distrito de Columbia, tiene mucho que ver con el tiempo que pasé en la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, en Madrid. Es la ocasión perfecta para reencontrarme con un viejo colega de aquellos años de tipómetro, césped y videoteca.

Luis saltó a este lado del Atlántico en el verano de 2004 para hacer su particular road trip con un amigo y  lleva casi una década comiendo pavo cada cuarto  jueves de noviembre. Aquellas vacaciones conoció a Angie ; se casaron y formaron una familia. Ya he contado demasiado..

Ahora trabaja como diseñador en el Virginia Pilot, un periodo local con un premio Pulitzer a sus espaldas y una difusión que no tiene nada que envidiar a la de los grandes diarios españoles. La sede del periódico está en Norfolk, una ciudad portuaria en la que la Marina norteamericana cuenta con una de sus grandes bases militares.

Luis está en su salsa en la redacción. Me mete hasta la cocina; incluso asistimos a la reunión diaria de las 18:15  en la que se deciden los titulares de portada. La subdirectora lleva la voz cantante, pero es un proceso bastante colectivo. Para alguien como yo, que no ha trabajado en prensa escrita, es de lo más estimulante. El grado de exigencia a la que se somete a los redactores es envidiable. Y el diseño del diario es rompedor. La maquetación y las ilustraciones juegan un papel determinante. Pese a ser un periódico veterano no ha rehuido de los cambios ni ha tenido miedo a modernizar -de verdad- su diseño para hacerlo más atractivo al lector. Algo que Luis echa de menos en la prensa española.

Coche para arriba coche para abajo -es la única forma de desplazarse por la zona-, llegamos a Virginia Beach (400.000 personas viviendo en casas unifamiliares).Hace una noche perfecta para hacer barbacoa en el jardín. La banda sonora de Nueva York con las sirenas de los bomberos, la  policía y el claxon de los coches me parece, a estas alturas, un vago recuerdo.

Luis y Angie me tratan como un invitado de lujo. No me dejan hacer nada. Hablamos, hablamos, hablamos…

Sabía que Virginia Beach iba a llevarme de vuelta a la facultad. Pero fue mucho más que todo eso.

Mil gracias, Luis.

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One thought on “Virginia Beach, vuelta a la facultad

  1. Muy interesante, ójala toda esta gente que está viviendo todas estas experiencias fuera volviese algún día por aquí para poner en marcha todo el conocimiento que están acumulando, como tu amigo …y sirviese para modernizar muchas cosas de este país como por ejemplo los diarios de Cantabria ejem ejem ….ja ja ja

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